PUNTADAS DE AMOR
Existía solo en su mente, aunque ella no lo supiera, pensaba que en la tierra en algún momento se le olvidaría, vivía como los terrícolas, experimentaba el amor, la furia, el miedo y otros sentimientos inventados.
A veces caminaba bajo la lluvia creyendo que sentiría el agua fría o duraba horas esperando ser calentada por el sol, pero eso le recordaba que aún no estaba viva.
En lo profundo de su corazón si es que había uno allí, sentía que crecía, que en algún momento este funcionaria, las venas de su cuerpo fluiria sangre, y en sus entrañas rugieran por hambre. Y espero tanto, tanto tiempo que la humanidad dejó de funcionar.
Cuando sus ojos podían ver los colores, aunque fueran inventados fingía cocer su corazón una y otra vez para poder vivir, lo que no sabía era que el alma no se podía remendar, no entendía cómo los humanos podían herirse, ser devastados, violados y golpeados, y seguir sin cocerse, vivir con heridas y dejando que estás sanarán con el tiempo, no entendía cómo podían vivir desangrándose poco a poco con las heridas abiertas.
En algunas ocasiones robaba corazones, al principio no sabía cómo ponerlos, su experiencia llegó a aprender cada lazo, cada vena y arteria, sabía cómo ubicarlo muy dentro de ella, y cuando ya estaba allí, a veces muy pocas, por unos pequeños instantes podía vivir momentos de este humano, y estos pequeños fragmentos hizo que se antoja más y más al punto de no dejar terrícolas a su lado. Cómo un pesticida acabando con la plaga. Y luego sentía un poco tan solo un poco de culpa y era allí donde se enamoraba más de la tierra.